Hace un tiempo leí un artículo de González y De Ascencao (2005) en el que se hablaba sobre los aspectos psicológicos del Síndrome de Intestino Irritable o SII. Este artículo me parece una aportación muy interesante a la concepción que tenemos de este síndrome.

Por ello, en este artículo mostraré cuáles son los datos más importantes que se plasman en este artículo y daré mi visión personal sobre el tema.

¡Empezamos!

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¿Qué es el síndrome de intestino irritable?

El Síndrome de Intestino Irritable o SII es un síndrome frecuente que padece más del 22% de la población occidental. Este es caracterizado por manifestaciones crónicas o recurrentes de dolor o malestar abdominal, asociado a alteraciones en el hábito de eliminación: diarrea, estreñimiento, o ambos.

Asimismo, también se presentan cambios en la consistencia de las heces y además no se presentan evidencias de daño orgánico identificable, y por ello, se considera un trastorno funcional. Sin embargo, este síndrome también es visto como una alteración biopsicosocial debido a que interactúan diferentes factores cognoscitivos, emocionales, conductuales y fisiológicos

¿Qué relación hay entre el SII y la psicología?

En cuanto a los factores mencionados en el párrafo anterior:

  • Factores cognoscitivos. Lo que a los factores cognoscitivos se refiere, en el SII se pueden identificar el comportamiento enfermizo y la mala adaptación a la enfermedad.
  • Factores emocionales. En referencia a los emocionales, entre el 40% y el 60% de los pacientes manifiestan ansiedad y/o depresión.
  • Factores conductuales. En cuanto a los conductuales, se definen como situaciones estresantes o traumáticas de la historia comportamental del paciente que pueden desencadenar el primer episodio de la enfermedad o producir exacerbación de síntomas.
  • Factores fisiológicos. Los fisiológicos se refieren a las alteraciones en la modulación del dolor como la hipersensibilidad visceral. Lo acabado de mencionar provoca trastornos en la motilidad intestinal, alteraciones en la respuesta neuro-endocrina al estrés y anormalidades en el ciclo del sueño.
Por todo ello, los autores del artículo manifiestan que este síndrome provoca alteraciones en el nivel de vida del paciente. Asimismo, también manifiestan que provoca un gran impacto económico, ya que el paciente tiene que visitar al médico asiduamente, y tiene innumerables gastos en fármacos y en exámenes que son indicados por el especialista.

En cuanto al diagnóstico y al tratamiento, por un lado, el diagnóstico, éste se suele realizar por el descarte de patológicas orgánicas. Por ello, algunas investigaciones ponen de manifiesto que el desencadenamiento y el agravamiento de la elevada motilidad gastrointestinal podrían estar explicados por factores emocionales, la dieta, los fármacos, la variación en la actividad hormonal, etc. Sin embargo,  otros autores consideran que no se puede determinar con precisión hasta qué punto el estrés coincide con la aparición o recurrencia de síntomas. Por otro lado, el tratamiento consiste en suministrar fármacos para el alivio de síntomas.

 Por todo lo anterior, González y de Ascencao (2005) realizan una investigación que tiene como objetivo estudiar la vinculación de las variables psicológicas con el SII desde una perspectiva conductual.  Manifiestan que debido a que es una enfermedad funcional, el aspecto psicológico juega un papel muy importante tanto en el diagnóstico como en el mantenimiento y que por ello el psicólogo clínico tiene un amplio rango de acción.

Entre los resultados destacables a nivel psicológico se encuentran los siguientes:

  • La mayoría de pacientes dijeron estar satisfechos con el trabajo que desempeñaban

  • A la mayoría de los pacientes les resultaba incómodo tener que utilizar el sanitario tanto en el trabajo actual como en trabajos anteriores. Aun así, refirieron que  si tuviesen la necesidad de utilizarlo lo utilizarían.

  • Los pacientes afirmaron que su vida laboral no se había visto afectada por la presencia de este síndrome.

  • Los hábitos sociales no se veían afectados por el diagnóstico de SII

  • En las mujeres se encontró que había una relación entre los periodos de ovulación y menstruación, y el incremento de la sintomatología de SII.

  • En cuanto a los factores emocionales, a pesar de que la mayoría reportaron no sentirse tristes, 11 de ellos manifestaron tener deseos de llorar

  • Se observó que la mayoría de los pacientes eran personas con alta irritabilidad, indecisos, que experimentan fatiga o pérdida de energía, taquicardia, agitación, preocupación y ansiedad en exceso, inquietudes y sobresaltos, sensaciones de ahogo o falta de aliento, mareos, dolores de cabeza y contracturas musculares.
A modo de conclusión, los autores mencionan que se observan pacientes con elevados niveles de ansiedad y estrés a pesar de que estos refieren llevar una vida satisfactoria. En este punto, se plantea si estos patrones son los que propician la aparición y el mantenimiento del SII, o si por el contrario son patrones de conducta condicionados por este.

Visión personal sobre la relación entre el SII y la psicología

El presente tema me parece un tanto controvertido, ya que a pesar de que existe evidencia (como se ha podido ver con el artículo resumido) de que se presentan síntomas psicológicos, en el sistema de salud no se suele proporcionar atención psicológica a personas que presentan SII. Ya que tal y como se menciona en el artículo, el tratamiento que se ofrece a estar personas está dirigido a la disminución de los síntomas.

Asumo y afirmo que se presentan síntomas psicológicos, ya que después de consultar diversas publicaciones, veo que en la mayoría de ellas se concluye que en las personas con SII los estresores sociales, la personalidad, etc. juegan un papel muy importante. Tal y como mencionan Benasayag, Feixas y Mearin (2002) esto podría explicar la exacerbación de síntomas y la búsqueda continuada de ayuda médica. Estos autores también concluyen que esta exacerbación de los síntomas se produce sobre todo cuando hay épocas de estrés.

En cuanto a la pregunta que lanzan los autores del artículo (si los síntomas psicológicos son causa/mantenimiento o consecuencia) podría suceder que las características psicológicas facilitasen la aparición del SII, y que los síntomas intestinales a su vez agravasen los rasgos psicológicos. Por lo tanto, tal y como mencionan Benasayag et al. (2002) podría darse un círculo vicioso recurrente.

Asimismo, es importante mencionar también que tal y como menciona el artículo resumido y también Benasayag et al. (2002) las personas con SII presentan un comportamiento enfermizo o aprendido de enfermedad crónica en el que se preocupan continuamente por la enfermedad.

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Conclusiones

Por todo ello, considero que existe evidencia a favor de que en esta enfermedad se dan diversos síntomas psicológicos, ya sean causa o consecuencia, y que por ello el tratamiento debería ser tanto médico (para el alivio de síntomas) como psicológico (con el fin de reducir toda la sintomatología psicológica y el círculo vicioso mencionado anteriormente).

Referencias bibliográficas

  • Benasayag, B., Feixas, G. y Mearin, F. (2002). Aspectos psicológicos en el Síndrome del Intestino Irritable. Gastroenterología Práctica, 11, 14-17.
  • González, M. y De Ascencao, M. (2005). Síndrome de Intestino Irritable. Aspectos psicológicos. Revista de la Facultad de Medicina, 28(2), 139-145.