Todas las parejas se enfrentan con problemas, de hecho con numerosos problemas. ¿Numerosos? podría sorprenderse alguien, pues si, no hay que entender el concepto de "problema de pareja" únicamente desde el tremendismo, es decir, una infidelidad, dado que también surgen infinidad de problemas menores del día a día que poco a poco van minando la relación. Estos problemas afectan tanto a parejas felices como a las que no, pues son producto de infinidad de causas.
Por tanto, el éxito de una pareja no vendrá determinado tanto por el número de problemas que tenga, mayor o menor, sino por su habilidad para hacerles frente y buscar soluciones satisfactorias.
Es fundamental saber plantear los problemas que tenemos, y para tal cometido debemos contemplar una serie de habilidades.
1. Plantear el problema con actitud positiva.
Cuando algo nos preocupa o nos molesta de nuestra pareja, solemos estar malhumorados e irritables, máxime si nos lo hemos ido callando. Un problema no tratado, tiende a enquistarse de forma negativa, por lo que cuando definitivamente lo sacamos a relucir, solemos hacerlo de la peor de las maneras: exhibiendo gestos de desaprobación y enfado, usando un tono acusatorio y hasta maleducado, criticando directamente o desde la ironía…
Al final lo único que conseguimos es un disgusto compartido en forma de discusión no constructiva, hemos confrontado sin voluntad de solución ni empatía y seguramente no nos hemos detenido siquiera a escuchar a la otra parte.
Entonces, ¿cómo proceder? Desde una actitud positiva, de consenso y conciliación. Esto es fundamental, pues la forma en que iniciemos el planteamiento del problema, casi con seguridad fijará la pauta en la que se desarrollada el resto de la conversación.
Comenzar con un comentario positivo, indicará a nuestra pareja que nuestra intención no es atacarla, sino abrir un diálogo. Remarcar algo positivo de la pareja, obviamente que tenga relación con el asunto que se quiere tratar, evitará que de entrada, nuestra pareja adopte una posición defensiva.
Positivo: Se de sobra que me quieres, me lo demuestras a diario, pero la verdad que hecho de menos que me acaricies de vez en cuando. Ya se que tu eres cariñoso/a a tu manera, y lo adoro, pero me gustaría que me des algún mimo más a menudo.
Negativo: A veces pienso que no me quieres, no me das una caricia ni aunque te tropieces conmigo.
2. Definir el objetivo.
El problema existe, somos conscientes de él, pero tenemos que definir que queremos conseguir, como lo vamos a plantear y porque es deseable modificar dicha situación. Tengamos en cuenta que a priori lo que para una persona puede ser problemático, no necesariamente tiene que serlo para otra.
Imaginemos que nuestra pareja es desordenada en exceso, deja todo por todos lados y al cabo de un tiempo el hogar se vuelve demasiado caótico para nosotros. Debemos plantear el asunto desde la templanza, sin dejar que las emociones se impongan a las razones y planteando positivamente el objetivo:
Se de sobra que para ti todo esta exactamente donde tiene que estar y que lo encuentras a la primera, pero tengo la sensación que no tener las cosas mas ordenadas se traslada de cierta manera al resto de actividades. Me parece que ordenar la casa nos ayudará a ambos a tener una vida mas ordenada y relajada.
3. Expresar el problema de forma clara y breve.
Aunque para nosotros un problema esta más que claro, seamos consciente de él y lo sintamos con total obviedad, nuestra pareja no tiene porque saber que pensamos ni que sentimos, sobre todo si antes nunca lo hemos expresado.
Por tanto, en vez de emplear un tono acusatorio e impreciso al respecto, "siempre lo mismo, como si esto no fuese conmigo", es necesario expresar claramente el problema. Recordemos que nuestra pareja no tiene porque saber que es "siempre lo mismo" aunque para nosotros resulta más que claro. Sería más conveniente describir los hechos concretos y plantear soluciones posibles, en vez de solo enumerar lo que nos disgusta:
Últimamente compras cosas sin consultarme, pienso que sería mejor que lo hablemos antes de comprar algo, para así poder elegir un aparato que nos valga a ambos.
Además es beneficioso ser breve, evitará volvernos pesados y repetitivos, lo cual enviciaría el ambiente y favorecería la adopción de posiciones defensivas a nuestro interlocutor. Si se piensa que quizá no nos están entendiendo, no hay nada mejor que preguntarlo "¿entiendes a que me refiero con esto?"
4. Expresar sentimientos.
Al plantear problemas, no hay que omitir como nos sentimos, debemos expresar información sobre nuestras emociones y sentimientos cuando el problema se reproduce. Tengamos presente que nuestra pareja puede que no sea consciente que su proceder nos molesta, actúa normalmente y no pretende dañarnos aunque su comportamiento nos irrite. El problema radica no tanto en que aquello que hace nos molesta como en el hecho de que no sabe que nos molesta.
Cuando expresemos nuestros sentimientos, hagámoslo en primera persona y sin culpar a la pareja, digamos "yo me siento" en vez de "tu me haces sentir".
Ejemplos:
Cuando no me consultas mi opinión sobre algo, me siento infravalorado/a.
Cuando no quieres que te ayude y no me dices porque, me siento inútil.
5. Introducir autocrítica.
No debemos pensar que un problema es consecuencia exclusiva del comportamiento de nuestra pareja. En toda relación es probable que la responsabilidad de un problema sea común. Hemos de tener esto siempre presente antes de plantear un problema a nuestra pareja.
Para ello debemos reflexionar sobre el problema haciendo autocrítica, analizar la situación con sinceridad y determinar porqué se ha producido y mantenido el problema, así como que parte de responsabilidad en todo ese proceso recae sobre uno mismo.
En vez de centrarnos exclusivamente en nuestra "versión" de los hechos, debemos tener en cuenta y empatizar activamente con el punto de vista y sentimientos de nuestra pareja. Reconocer nuestra parte de responsabilidad ayuda a la otra parte a reconocer la suya, y este es un paso importante hacia la solución del problema.
Frases como "llevas razón en lo que dices, pero comprende que..." o "siento haberme comportado como lo hice", dichas desde la sinceridad, aportan un elemento empático que hará mas fácil la mutua comprensión de los argumentos de cada cual.
Seguir estos consejos a la hora de plantear problemas a nuestra pareja nos acercará a una solución eficiente y más importante aún, justa para ambas partes y capaz de generar mecanismos y estrategías que lleven a una relación mas satisfactoria.