Siempre les digo a mis pacientes que una de las palabras que más me gustan en la de "equilibrio". Me parece que tener un buen equilibrio, en todos los ámbitos de la vida, es fundamental para ser felices y tener un estado de bienestar.

Ahora bien, alcanzar ese equilibrio no es fácil y muchas veces supondrá el tener que cuestionar nuestras ideas o pensamientos. 

Por ello, en la entrada de hoy vamos a hablar sobre por qué es tan importante este equilibrio, cuáles son las consecuencias de no tenerlo y qué podemos hacer para conseguirlo.

¡Empezamos!

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¿Qué es el equilibrio? ¿Por qué es tan importante?

El equilibrio, como bien indica la Real Academia de la Lengua Española es un sinónimo de armonía y esto ocurre cuando dos cosas están proporcionadas y están acordes

Ahora bien, es muy importante que lo apliquemos a la psicología. Muchas veces digo que una correcta salud mental es el resultado del equilibrio de emociones, pensamientos, etc.

Por ejemplo, muchas personas con ansiedad piensan que el no tener ansiedad es algo muy bueno. Sin embargo, no es así. ¿Qué ocurriría si no tuviéramos ansiedad? Los resultados de esto podrían ser fatales. Piensa que estás en la selva y que tienes un león delante, si la ansiedad no se activa probablemente no saldrás corriendo y el león te comerá. 

Teniendo en cuenta lo anterior, debemos pensar que lo óptimo sería tener la ansiedad equilibrada. Es decir, tenerla a niveles mínimos en el día a día y saber gestionarla si hay una amenaza real que la active. En este caso eso sería el equilibrio

Muchas veces me decís que preferís ser personas sin altas autoexigencias, sin perfeccionismo, sin preocupación sobre el futuro, etc. Yo siempre os digo que esto no sería bueno y os sorprendéis. Os dejo unas preguntas para la reflexión:

  • ¿Qué ocurriría si soy perfeccionista y me voy al otro extremo?
  • ¿Qué pasa con aquellas personas que se tienen demasiado en cuenta descuidando a los demás?
  • ¿Qué pasa con aquellas personas que se hacen escuchar por medio de la agresividad?

Claro está que no es bueno. El objetivo en los casos anteriores sería hacer las cosas bien (sin un perfeccionismo extremo, pero también sin dejarlas de lado), tener en cuenta nuestras ideas teniendo en cuenta también las de los demás y comunicar las cosas de manera asertiva. 

Nuevamente... equilibrio.

Consecuencias de tener las emociones y los pensamientos en desequilibrio

Existen consecuencias malas tanto para las personas que están en un extremo como para las personas que están en el otro. Vamos a comentar punto por punto:

  • Trastornos de ansiedad. Cuando tenemos altas autoexigencias, perfeccionismo etc. tenemos más probabilidades de sufrir un trastorno de ansiedad. De hecho el perfeccionismo y la ansiedad están estrechamente relacionados. También puede ocurrir cuando intentamos tener todo bajo control o cuando anticipamos en exceso problemas futuros. 
  • Problemas de asertividad. Tanto si somos pasivos como si somos agresivos tendremos un problema. Recordemos que ser pasivo es no proteger nuestros derechos y satisfacer los de los demás y que ser agresivo es todo lo contrario (defender nuestros derechos pisando los de otros). En este caso el equilibrio sería ser asertivo.
  • Narcisismo. Las personas que se preocupan en exceso de sí mimas pueden llegar a tener pensamientos de grandeza y falta de empatía. Esto, junto otros síntomas, puede estar relacionado con el narcisismo. 
  • Depresión. Pensar que no se es valioso y tener una cierta tendencia a la pasividad puede derivar en un trastorno depresivo. 
  • Problemas sociales. El tener una excesiva confianza en uno mismo, querer tener siempre la razón, etc. puede hacer que estas personas se queden aisladas. 

Al fin y al cabo casi todos los trastornos mentales o las problemáticas relacionadas con la salud mental son fruto del desequilibrio de un cúmulo de cosas: emociones, pensamientos, habilidades sociales, estilos comunicacionales, neuroquímica cerebral, hormonas, etc. Es igual de malo estar en un extremo que en el otro. 

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¿Qué podemos hacer para estar en equilibrio?

Tanto si estamos en un extremo como si estamos en el otro hay diferentes técnicas que nos pueden ayudar:

  • Habilidades sociales. Trabajar el estilo asertivo es fundamental para no estar en cualquiera de los dos extremos (pasivo y agresivo).
  • Conocimiento de los sesgos cognitivos. Como ya comentamos en el artículo dedicado exclusivamente a los sesgos, hay sesgos en las dos direcciones. Por ejemplo, tenemos el sesgo de "minimización de lo positivo" en el que solo me fijo en las cosas malas que hago y a las buenas les quito importancia y, por otro lado, tenemos el sesgo de "beneficio propio" que es justo lo contrario, cuando le damos importancia a los logros y dejamos de lado los fracasos. Aquí lo ideal sería tener en cuenta tanto los unos como los otros. Es importante que los conozcamos porque solo de esta manera podremos analizar si estamos siendo víctima de alguno de ellos. 
  • Reestructuración cognitiva. Por ejemplo, si tenemos pensamientos en los que nos devaluemos a nosotros o a los demás podemos utilizar la técnica ABCDE para cuestionarnos y ver que todos somos igual de valiosos. 
  • Pide ayuda. En el caso de que no tener este equilibrio sea algo que te afecte en tu vida diaria en alguno de los ámbitos importantes de funcionamiento (personal, social, laboral, escolar, etc.) te recomiendo que pidas ayuda a un profesional de la salud mental para que te pueda ayudar a encontrar o descubrir este equilibrio. 

Sinb lugar a duda, también nos puede ayudar tener una buena educación en materias psicológicas. 

Conclusiones

Aunque cuando estamos en uno de los dos extremos pueda parecer un "chollo" estar en el otro todos los extremos son malos y tienen consecuencias negativas para nuestra salud y, en ocasiones, para la salud de otros. Por eso, es muy importante encontrar el equilibrio emocional, de pensamiento, de habilidades sociales, etc.

Hay muchos refranes que dicen que los extremos no son buenos y esto también es extrapolable a la psicología. Creo que el ejemplo más claro se ve con los estilos comunicacionales, ya que ser pasivo o ser agresivo es malo, mientras que el equilibrio de ambos es bueno (la asertividad).